Es mágico sentirse vivo,
es mágico vivir, ver como uno
crece, ver como el mundo cambia, tu alrededor, tus personas, el tiempo pasa.
Como una semilla se planta, como una flor crece, como un fruto madura, la vida
es un ciclo, la vida es tiempo, es nuestro tiempo,
Pero en realidad eso existe?
O es algo más que el hombre
impone, como todo, como muchas cosas que están establecidas en este mundo, al
que un día llegamos y comenzamos a adaptarnos.
La vida también es un constante
proceso de adaptación, de acostumbramiento, pero que bueno es salirse de esos
límites, de los que te imponen, de crear nuestro propio camino, de imponer
nuestras propias costumbres, de hacer de la vida, algo nuestro, nuestra verdad...
De eso se trata, la esencia de la vida está en marcar
nuestro propio tiempo, en saber disfrutar cada uno de esos que se hacen llamar
minutos, se trata de romper las reglas del juego, de sentir esa adrenalina,
esas ganas de ser, esas ganas de crecer. Y eso se ve en las pequeñas cosas, en
una risa, en una lágrima, en la lluvia que cae sin cesar, en las millones de
estrellas que puedo contemplar en mi cielo, cuando me siento en la ventana a
mirar el atardecer. La vida esta en la sonrisa de un niño, en el sonido de la
guitarra, en las tardes de verano, en los libros que aprendí a leer, en las
hojas que escribí, en el sol de cada mañana, en cada tropiezo, en cada caída...
Vivir se trata de creer, de creer en uno mismo, de tener
miedo, pero de intentar más allá de eso. De soñar con los ojos abiertos y mirar
con los ojos cerrados (pues lo esencial es invisible a los ojos), sólo se ve
mejor con el corazón; de mostrarse al mundo como somos, de confiar, de
sentir...
Vivir se trata de seguir nuestro camino, tan lleno de
misteriosos resortes, de resonancias secretas, de alianzas y hostilidades, de
encuentros y desencuentros...
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